La paloma doméstica (columba livia), que es parte de la fauna urbana de la Ciudad de Buenos Aires, es un ave que, en la inmensa mayoría de los casos, despierta un sentimiento de ternura, simpatía y amistad.
Desde hace siglos, “las buenas personasdan de comer a las palomas” -tal como canta Joan Manuel Serrat en alguna de sus canciones-, y ver a nuestros niños con un paquetito de maíz o un puñado de miguitas juntadas en el almuerzo, dispuestos a alimentarlas, representa una escena en la que se manifiesta ese amor a los animales que todo padre alienta y festeja.
Y, claro, a nadie se le ocurriría pensar que darle de comer a las palomas es comparable a darle de comer a las ratas… pero, lamentablemente, y aunque la comparación resulte odiosa y nuestros amigos colombófilos se nos enojen, esto es así.
La dieta de una paloma que habita en campos, bosques o pequeños pueblos es a base de insectos, semillas, restos de cosecha y lombrices, entre otros elementos naturales; pero la dieta de una paloma habitante de una gran ciudad, como Buenos Aires, consta esencialmente de desperdicios. Son pocos los recipientes, muchos de ellos se hallan destruidos o siempre desbordados, y lo cierto es que nosotros representamos una población poco acostumbrada a poner los residuos en los lugares habilitados para tal fin. A lo cual se agrega el desorden provocado en estos días por las bolsas rotas y sus contenidos desparramados causado por cartoneros y mendigos.
Se agrega a lo anterior que la paloma construye su nido utilizando pajitas, ramas, hojas y, en especial, mucho excremento. Va acumulando sus deyecciones a su alrededor, creando así un ámbito ideal para la proliferación de infinidad de parásitos.
Toda estas circunstancias hacen que la paloma se constituya en potencial transmisora de diversas enfermedades, entre las que se pueden mencionar las siguientes:
Clamidiasis: enfermedad infecciosa que puede evolucionar en cuadros graves, principalmente en ancianos.
Salmonelosis: Su principal manifestación es un cuadro de enterocolitis aguda, vómitos y fuertes dolores abdominales.
Histoplasmosis: Micosis localizada en pulmones.
Criptocosis: Micosis que puede infectar pulmones, riñones, próstata y huesos
Toxoplasmosis: Enfermedad sistémica ampliamente documentada.
Mal de chagas: Sus nidos pueden servir de refugio a las vinchucas, vectores de esta enfermedad.
Por otra parte, al ser la paloma un animal que apoya sus patas en veredas con excrementos de perros, y otras cosas que es preferible no mencionar, cuando se posa en los brazos de la gente en las plazas deposita una amplia gama de posibilidades de contagio de cualquiera de los males antes mencionados.
También producen graves daños al ensuciar y deteriorar nuestros monumentos, edificios públicos y consorcios; tanto al llevar a cabo sus necesidades fisiológicas como al construir sus nidos, los que que a veces construye en ventanas, balcones, cornisas, aparatos de aire acondicionado; y ni hablar de cuando utiliza para tal fin las bocas de ventilación de los calefones, provocando con ello un altísimo riesgo de incendio o la obstrucción de la salida al exterior de gases nocivos.
¿Qué se puede hacer? ¿Debemos exterminar a las palomas?
No, por supuesto que no.
No es esa la intención de quien escribe esta nota, y suponemos que tampoco la de los administradores, propietarios o encargados de los consorcios. Los argentinos en general amamos los animales y a nadie se ocurriría semejante cosa.
Pero lo que sí se podría hacer es comenzar a implementar algunas medidas que ayudarían mucho en la prevención de estos problemas: todo lo que tiene que ver con los residuos depende del Gobierno de la Ciudad, y nosotros podemos colaborar en este sentido.
Algo interesante que se podría comenzar a plantear es una norma que prohíba darles de comer, o al menos impedir que se venda maíz en plazas y parques, e imponer una multa a quien lo haga.
Independientemente de ello, es importante que el administrador sepa que una vez que las palomas han comenzado a ocasionar daño o molestias en un consorcio existen diferentes alternativas para brindar una solución. Se pueden colocar pastas repelentes, púas o redes, por ejemplo. Pero el detalle de cada uno de estos métodos lo explicaremos en el próximo número.
Lic. Héctor A. Briatore
Director Técnico de empresas de control de plagas